top of page

Reflexiones en torno al 8M

Por Valeria Guerra, Socia-Fundadora de Kiik Consultores


El mes de marzo es especial. No solo las jacarandas alegran la Ciudad de México y la pintan de morado, y en otras ciudades llega la primavera, sino que cada día se celebran eventos, diálogos y actividades en relación a la mujer. En algunas escuelas o casas, miles de niñas hablan sobre las mujeres que admiran y, si tienen suerte, las llevan a la famosa marcha del 8M. A nivel mundial, empresas, gobiernos y en general el ambiente se enfoca en conmemorar el Día de la Mujer - y México no es la excepción. 


Es un sentimiento agridulce. Por un lado, experimento el deseo de celebrar los avances que hemos tenido como grupo y  seguir trabajando en inspirar a las más jóvenes a que luchen y encuentren su lugar. Por otra parte, no puedo evitar pensar en la responsabilidad tan grande que tenemos hacia quienes viven inseguridad, violencia y falta de oportunidades.


Cada año, marzo se pone más interesante. Lo que empezó hace décadas como un solo día en que se conmemoraba la lucha de las mujeres por la igualdad, hoy es todo un mes de reflexión. Aunque tengo el deseo de que estas conversaciones sean a lo largo de todo el año. Es una fecha especial no solo para nosotras las mujeres, sino para miles de aliados que se unen a la causa. Desde hace más de cinco años, cada vez que se acerca el 8M recibo mensajes y llamadas de amigos preguntándome cómo apoyan, cómo se unen y qué es correcto decir o no. Hay cierto desconocimiento o incluso miedo de cómo sumarse, si deben o no, si es algo exclusivo de las mujeres. Indudablemente, considero que los hombres deben formar parte de la lucha por la igualdad de género, y juegan un rol importante en ella.


Lo que me llena el espíritu al acercarse la fecha es ver la conciencia que ha despertado en hombres y mujeres sobre lo que pueden hacer para ser parte de la solución. La socialización del tema y en especial las marchas del 8M a todos los niveles y entre distintos grupos de mujeres ha sido parte fundamental de esta conciencia. No solo marchan, como históricamente fue concebido este movimiento, obreras y mujeres trabajadoras, sino mujeres de todos los niveles socioeconómicos, perfiles, edades y profesiones. Marchamos todas feministas o no feministas, enojadas, inspiradas, indignadas, emocionadas, pero sobre todo unidas y sin etiquetas.  Marchamos desde todos los espacios: físicamente en la marcha, o metafóricamente en empresas y redes sociales, siendo vocales, y activándonos o apoyando a otras.


La pregunta de Fondo: ¿ Que hago frente al 8M?


Hay muchas actividades o acciones que uno podría hacer en relación al 8M, pero considero que lo más valioso es hacerse las preguntas correctas para hacer del tema “ El tema” y que tenga un impacto en toda la comunidad,  especialmente en las mujeres cercanas a uno.  Antes de pensar en acciones , lo más valioso es preguntarse quién quiero ser como líder, padre o madre de familia, mujer ejecutiva o empresario frente a los retos que se exponen en relación a este día. Y preguntarnos: ¿cómo puedo sumar más? 


Hablar del 8M  es una invitación a lo más profundo de nosotros. No es la marcha, no son las políticas con perspectiva de género, lo esencial de la fecha, es el cuestionamiento interno. ¿Dónde estamos como comunidad frente a las mujeres? Pensaría principalmente en los temas que tengo enfrente según mi vida o donde me desenvuelvo diariamente; mi familia, mi empresa, escuela, gobierno, deporte, medios, etc. De ahí, profundizar aún más y poder realmente cuestionarme. ¿Hay algo que pueda hacer para mejorar la vida de tantas mujeres? Pregunta que nos lleva a la  conclusión perfecta en todo problema: darnos cuenta de lo que me toca hacer a mí y que nadie más puede hacer. 


Las conversaciones  o reflexiones que pueden salir pueden ser tan variadas como lo son las mujeres. Tengo varios años asistiendo a la Marcha del 8M en mi ciudad y lo hago justo para sumarme a las muchas causas y grupos de mujeres. No me cuestiono, solo me preparo para hacer presencia, acompañar y sumar. Puede ser que no he experimentado algunas de las injusticias de las que se exigen cambiar, pero ese día todas somos una misma. En una de esas marchas mi hija, de entonces 12 años, me acompañó y sintió miedo cuando un grupo de mujeres empezaron a vandalizar algunos de los edificios. En ese momento, mi reacción no fue juzgar el hecho, sino comprender lo afortunada que he sido de no sentir esa rabia. Hasta la fecha, mis mujeres queridas y cercanas, han llegado sanas y salvas a su casa, pero no pudiera decir lo mismo por otras ahí presentes. 


El 8M es una oportunidad de poner sobre la mesa aún temas incómodos sobre la situación  de desigualdad y hasta de peligro  que vive la mujer en México. Estamos a años luz de una verdadera paridad laboral, educativa, salarial y sobre todo de seguridad. Hoy, ser mujer en nuestro país es inseguro. Al día matan 11 mujeres por el simple hecho de ser mujer: lo que ahora conocemos como feminicidios. Hoy, existe una brecha salarial del 13% entre hombres y mujeres con la misma educación y puesto, y en los puestos de toma de decisión apenas en 12% de los puestos directivos son ocupados por mujeres (IMCO, 2024). Así podemos seguir con más data que sorprende; incluso hasta podría permanecer igual o peor en el 2025 si no tomamos acción.


Aliados: ¿cuál es su rol? 


Pienso más en cómo podemos realmente tener avances a la situación de la mujer, y definitivamente pienso en los Aliados. Hombres comprometidos con la causa que tanto se requieren en esta lucha - y sí es lucha, porque a veces parece que seguimos en contra de la corriente. Esta lucha no puede seguir siendo exclusivamente abanderada por mujeres. Desde hace décadas, nosotras hemos pedido, levantado la mano, exigido justicia e igualdad de oportunidades y hemos demostrado que aportamos lo mismo en capacidad y talento, pero no así en visión. Sumamos una visión distinta, no mejor, pero sí diferente, y con eso complementamos la familia, empresa, lo público. Complementamos, no competimos. 


Quisiera pensar que ya no es necesario en el 2025 que la mujer tenga que salir a marchar para exigir seguridad, justicia y hacer visible la discriminación que sufre en muchos ambientes. Siempre pensé que después de tantos años de trabajo de organizaciones, empresas y líderes, haciendo el tema de género la prioridad, ya no tendríamos que seguir empujándolo. Las leyes han cambiado, hemos logrado paridad en algunos ámbitos como el político y educativo; en otros, como las empresas y la iniciativa privada, seguimos muy, pero muy por debajo de lo esperado. 


Definitivamente necesitamos aliados para hacer de los avances algo más tangible. No es cuestión de tiempo, como he escuchado a algunas personas decir. Se requieren esfuerzos y acciones intencionales con metas específicas, puesto que lo que no se mide no se puede mejorar.  Esta es una lucha de todos para lograr comunidades más justas, humanas y balanceadas. Necesitamos de los hombres también para crear piso parejo, para tener relaciones más seguras, para criar a las nuevas generaciones con una visión de igualdad. Con el movimiento Me Too, muchos hombres se han sentido con miedo o vulnerables a cómo serán percibidas sus acciones o a ser vocales,  pero ese no es el objetivo final. El valor real  de dicho movimiento, es que se ha logrado que los hombres estén hoy más conscientes de sus relaciones con las mujeres.


Hoy más que nunca,  necesitamos y queremos aliados, mentores, sponsors; hombres vocales y comprometidos con el tema. Por años ha sido una lucha casi exclusiva de mujeres…¡pero esto no hace sentido cuando los beneficiados somos todos! Ya basta de decirles las mujeres: “Échale ganas, levanta la mano, vence el síndrome del impostor”. No solo nos toca a nosotras, sino a toda la comunidad crear igualdad de oportunidades, transformar el ecosistema para que todos y todas podamos realizarnos y vivir vidas plenas. Nos toca abrir el camino para todos y todas, porque sabemos que del otro lado tendremos mejores empresas, familias más fuertes y una sociedad más próspera y equilibrada para las nuevas generaciones.


La recompensa de ser vocal


Brené Brown, experta en vulnerabilidad, nos ha enseñado que hay que entrarle a los temas. Ella le llama  a este concepto “estar en la arena”, basada en un discurso de Theodore Roosevelt: “El hombre en la Arena”.  Brown, habla de la importancia de exponerse, ser vocal, entrarle a los retos, aún sabiendo que uno pueda salir criticado, “golpeado” o manchado en consecuencia de ello. Ella reconoce que así, en la vulnerabilidad de volverse expuesto, está el valor de quien decide entrarle a los temas y lograr transformar algún tema. Con esto, invito a que todos nos unamos a la “arena” del 8M. Que todos podamos sumar, con nuestras acciones, opiniones, conversaciones o apoyo. 


Cada uno de nosotros puede ser ese aliado o pionera en la causa de la mujer.  Me encantaría decirles a mis dos hijas que sus vidas podrán ser tan ricas y  plenas como las de sus  hermanos, libres de violencia y llenas de oportunidades.  Me encantaría que vivan en un México seguro y próspero, donde se puedan desenvolver y aportar a la comunidad sin miedo. 


Este 8M, hagámonos las preguntas importantes. ¿Qué me toca a mí? ¿Cómo puedo mejorar la vida de las mujeres que me acompañan en esta aventura? Si cada quien hace lo que le toca, puede lograr un mejor futuro para más niñas y mujeres. Este 8M decido unirme, meterme en la arena y activar mi voz por un país más inclusivo y diverso, donde la mujeres puedan tener vidas más plenas. ¿Y tú? ¿Te metes a la arena?


 
 
 
CEGS_Logo_Principal_Blanco.png

La Iniciativa Capitalismo Social es un proyecto del
CENTRO EUGENIO GARZA SADA.
Para mayor información sobre el Centro y sus actividades, 
da clic aquí

Aviso de privacidad

bottom of page