FUNDACIÓN FRISA
FORJANDO UNA CULTURA DE IMPACTO SOCIAL
HISTORIA
A partir del principio empresarial de compartir el éxito, Fundación FRISA incentiva la profesionalización de la sociedad civil y los esfuerzos filantrópicos, otorgando apoyos y creando redes que maximizan el impacto de la inversión social en Nuevo León
08 / 04 / 2021
TIPO DE BUENA PRÁCTICA
Liderazgo Humanista, Compromiso Social
TIEMPO DE LECTURA
12 minutos
5 IDEAS CLAVE
01.
Crear un programa de impacto social debe ser intencional y una extensión natural de la cultura de una empresa.
02.
La responsabilidad social es un ámbito donde la iniciativa privada puede, con liderazgo, crear redes con la sociedad civil y el gobierno
03.
La iniciativa privada es un articulador natural de esfuerzos que buscan hacer un cambio a nuestros contextos locales
04.
Si se pretende maximizar el impacto social, no basta con otorgar apoyos, deben definirse con claridad causas, procesos, objetivos y mediciones
05.
La apuesta al fortalecimiento organizacional e institucionalización de las organizaciones filantrópicas apoyadas facilita los proyectos a mediano y largo plazo y el impacto social de mayor trascendencia
UN MARTILLO, UN HORNO Y UN SUEÑO AL ROJO VIVO
El amanecer, tacos para desayunar, cuatro hombres, un martillo y un horno en medio de un gran patio. Aquella era la escena a principios de la década de los 70 de Frisa, el taller de forja que Eduardo Garza T. Fernández había iniciado apenas a sus 22 años de edad.
Los ocres y naranjas de cada amanecer se asemejaban al rojo vivo de las piezas que con habilidad artesanal cobraban forma en aquel patio. No había mayores distinciones ni barreras: Frisa era el puñado de trabajadores y socios que pasaban sus días trabajando por un sueño.
Desde los primeros años del negocio, Eduardo se dio cuenta de dos cosas: la primera, que los colaboradores son el activo más grande que una empresa puede tener, porque la maquinaría es la herramienta, pero el corazón son las personas. La segunda, que la cultura en una organización no se da por decreto, sino que se le va dando forma de la misma manera que las horquillas de montacargas que se fabricaban en el taller.
Una buena parte de valorar a las personas era simple y llanamente hablar, convivir diariamente con los maestros forjadores y ayudantes que ponían todos los días su mejor esfuerzo para sacar adelante el negocio.
Este 2021 Frisa llega al medio siglo de vida convertida en una empresa líder a nivel global en la forja de anillos rolados que son parte de aviones que cruzan fronteras y mares diariamente, o en las turbinas eólicas que generan energía limpia, por dar ejemplos.
El mundo ha cambiado mucho desde ese 1971, año en el que el Apolo 14 realizó el tercer alunizaje y El Padrino de Ford Coppola tenía funciones dobles en el mítico Cine Elizondo que estaba en la calle Zaragoza del Centro de Monterrey.
FRISA es mucho menos longeva que otras empresas regiomontanas de su dimensión. Con 1,700 empleados y exportaciones a todo el mundo, resulta difícil imaginar cómo un titán de la industria neoleonesa comenzó en ese pequeño taller cuya memoria fotográfica sobrevive entre el blanco y negro y el color.
La organización que vemos en la actualidad es producto de una rica historia, llena de grandes momentos, dulces y amargos, que forjaron el carácter del empresario y su empresa en todos los sentidos: “el acero y yo nos llevamos de la mano”, escribiría Eduardo en un poema fechado en 2010.
En la empresa y en su fundador vive una suerte de legado espiritual de las generaciones empresariales que precedieron a Garza T., incluyendo a Don Eugenio Garza Sada, pues como ellos, concebía el negocio y su rol social como parte de un todo: “La sociedad en la que vivimos es la tierra donde florece lo que sembramos”, reflexiona.
Aunque la bandera de compartir el éxito se agregó de forma textual desde hace dos décadas, realmente vivió como una actitud desde el inicio de la empresa y fue tomando forma a través del tiempo con medidas como el reparto de utilidades de forma transparente y esfuerzos incipientes por beneficiar a las comunidades aledañas a sus operaciones.
MANOS SOLIDARIAS TRAS LA TORMENTA
Hay momentos que ponen a prueba a las personas e instituciones. Uno de ellos llegó en julio de 2010 en la forma del Huracán Álex, uno de los meteoros que han golpeado con más fuerza a Monterrey.
Uno de los complejos de FRISA se ubica en Santa Catarina, al poniente de la ciudad. La indomable fuerza del agua derrumbó una barda y provocó una inundación de más de metro y medio de agua dentro de la planta.
En una hora de necesidad, que pintaba un paisaje trágico, llegó primero la esperanza que los rayos de sol. Tras la tormenta, la planta de FRISA se llenó de manos y voluntades: trabajadores, sus familias y vecinos comenzaron a llegar a la planta para palear el lodo. Proveedores de la empresa comenzaron a llegar con equipo y más voluntarios.
Una foto marcó el momento: decenas de personas, llenas de lodo y sonrientes, sostienen una bandera de FRISA y otra de México que fueron rescatadas del fango. Eduardo Garza T. Junco, hijo del fundador y actual Presidente del Consejo FRISA, recuerda cómo ese momento lo marcó profundamente: “Aquí nos cuidamos mutuamente, y se notó en medio de una crisis”.
Aquello no fue casualidad. En una carta que redactó de forma espontánea antes de un viaje de vuelta a Monterrey en marzo de 2010, Eduardo Garza T. Fernández plasmó una serie de reflexiones para sus hijos. En el tercer punto, les dice que uno de sus principales aprendizajes ha sido “saber rodearse de gente buena, capaz y con valores similares a los de uno. Respetar su dignidad y compartir con ellos las ilusiones, los sueños y también el éxito”.
La sociedad en la que vivimos es la tierra donde florece lo que sembramos
— EDUARDO GARZA T. FERNÁNDEZ
FUNDADOR DE FRISA
COMPARTIR EL ÉXITO: LA INSTITUCIONALIZACIÓN DE UN PRINCIPIO
Aunque a través de su historia FRISA procuró apoyar a sus comunidades aledañas y causas sociales, hubo una decisión que marcó un hito: su Consejo Directivo determinó que todos los años se dedicaría el 2% de las utilidades al impacto social.
Al participar en una industria cíclica como es el acero, esta decisión además aseguraba que la empresa mantuviera este apoyo independientemente de los resultados de cada año, pues además la cantidad se obtenía de un promedio de los tres años anteriores, de manera que no tuviera variaciones dramáticas y permitiera mayor estabilidad a las organizaciones apoyadas.
Cuando reflexiona sobre las motivaciones de este compromiso de largo plazo que adquirió la familia, Garza T. Junco lo pone en términos claros: “Como decía Peter Drucker, el dinero para las empresas es como el aire para las personas: necesitamos aire para vivir, pero no vivimos para respirar. Necesitamos dinero como empresa para existir, pero (con ese dinero) debemos generar bienestar”, explica.
El segundo gran hito -ligado vitalmente al primero- fue crear una Fundación en el 2005 para dar continuidad a este compromiso y coherencia a los donativos otorgados. La familia decidió que una persona formada desde pequeña en la cultura de compartir el éxito y los valores del proceso artesanal que empezó Eduardo padre en su taller, era la indicada para liderarlo: Carmen Garza T., hija del fundador y apasionada de las causas sociales.
Lejos de limitarse a un manejo común de la responsabilidad social de la empresa, Carmen comenzó un viaje -que aún hoy continúa- de capacitación, profesionalización y búsqueda del mayor impacto de cada inversión social que la Fundación FRISA realiza. En otras palabras, la evolución hacia la filantropía estratégica.
El camino ha tomado su tiempo: serán 16 años de la Fundación este 2021. Carmen empezó sola, basándose en una encuesta interna sobre las causas que expresaron los entonces 700 empleados de FRISA que les gustaría que la empresa apoyara: la vejez, la discapacidad y la salud.
Las solicitudes de apoyo eran múltiples y variadas. Para entender mejor cada caso, Carmen visitaba a cada organización, entendiendo su causa, su modelo de trabajo y necesidades, antes de decidir sobre el apoyo: “Llegaban de cualquier lado, desde hermanas religiosas hasta bomberos. Se empezó a correr la voz- ‘¡En Frisa dan!’- y cada vez llegaban más y más cartas”, recuerda Carmen.
Si bien todos los esfuerzos eran bienintencionados, resultaba obvio que ni podía aprobarse cada solicitud y sobre todo, que ese camino no llevaría a un resultado trascendente. Lo importante era encontrar la manera real de dar seguimiento y medir el impacto de los donativos que hacía la Fundación. Si se lograba fortalecer a las instituciones apoyadas, estas podrían apoyar más y mejor a sus beneficiarios.
Como decía Peter Drucker, el dinero para las empresas es como el aire para las personas: necesitamos aire para vivir, pero no vivimos para respirar. Necesitamos dinero como empresa para existir, pero (con ese dinero) debemos generar bienestar
— EDUARDO GARZA T. JUNCO
PRESIDENTE DEL CONSEJO DE FRISA
HACIA LA PROFESIONALIZACIÓN DE LA FILANTROPÍA
Después de que la Fundación comenzó a ser inundada de cartas cada año. Carmen aceleró el esfuerzo para estandarizar y digitalizar la convocatoria. Se abrió un portal web durante tres semanas al año y, para permitir que las organizaciones aplicantes se adaptaran mejor al nuevo proceso, se les capacitó para llenar las solicitudes.
Aunque hubo algunas quejas, la línea institucional fue clara: hay que seguir el proceso. “Ahí nos dimos cuenta que no era suficiente donar recursos, sino que era nuestra responsabilidad ayudar a las organizaciones de la sociedad civil a profesionalizarse”, afirma Carmen. En paralelo a este proceso, la Fundación redefinió su abanico de causas: discapacidad; educación; asistencia social; salud y desarrollo comunitario.
La operación se volvió cada vez más sólida. Eventualmente Fundación FRISA se convirtió en la primera en su tipo en Nuevo León en lograr un proceso estandarizado, en línea y que entregaba sus apoyos el mismo día a todas las organizaciones seleccionadas. Pero faltaba mucho por hacer.
Una preocupación constante para Carmen era la falta de articulación de muchas de las organizaciones y líderes sociales: a pesar de atender causas similares, muchas de ellas ni siquiera se conocían. De ahí que comenzó un esfuerzo específico para tejer redes, alianzas y
esfuerzos en conjunto, de manera que pudieran compartir conocimiento y hacer sinergias entre sí.
Si bien la institucionalización y definición de procesos claros hace cada vez más sólido el trabajo de la Fundación FRISA, el factor humano que representa Carmen es innegable: su pasión por apoyar causas, fortalecer instituciones y conectar personas no solo es contagiosa, sino parte de su propósito como persona: “He aprendido en la calle. Conozco a cada organización que apoyamos, he estado en sus instalaciones. Las conozco y las vivo. Soy arremangada y de subir montaña. Es lo que me hace vibrar”, explica.
En los siguientes años, Fundación Frisa se formalizaría aún más con la contratación de un equipo de personas capacitadas y con una certificación del Centro Mexicano para la Filantropía (Cemefi). No fue, sin embargo, hasta que Carmen asistió a un seminario de cambio sistémico del autor Peter Senge cuando se dio cuenta de la importancia de ir más allá del asistencialismo y atender las raíces complejas y de largo plazo de los problemas sociales que cubrían los proyectos de la Fundación.
El pensamiento de cambio sistémico, propuesto por Senge como una corriente de liderazgo organizacional, busca fomentar un enfoque en los problemas a nivel sistema, crear reflexiones profundas y co-crear un futuro con bases que vayan más allá de lo reactivo. En términos de la organización, esto implicaría empezar a apostar por proyectos multianuales, más grandes, y que vayan más allá de las buenas intenciones.
Esta nueva visión le permitió a Carmen entender que, muchas veces, las organizaciones tendían a operar en silos. En el 2018, la Fundación cabildeó por una reunión con el entonces alcalde de García y su equipo para presentarle a las organizaciones en ese municipio, que también es sede de una de las plantas de FRISA. El esfuerzo eventualmente incluyó recorridos del Municipio a las organizaciones y a las dependencias que apoyaban. Los servidores públicos estaban sorprendidos de la cantidad de organizaciones existentes y el rango de temas que abordaban. Pero en Fundación Frisa lo que más sorprendió fue que había organizaciones que a pesar de estar a solo unas cuadras de distancia, nunca se habían conocido.
A 16 años del inicio de estos esfuerzos, el propósito de la Fundación es claro. “En Fundación Frisa no damos donativos, hacemos inversiones para obtener retornos sociales”, explica Garza T, “y el apoyo no está condicionado, pero buscamos totalmente su profesionalización.” Es decir, el enfoque ya no sería en las causas directamente, sino en crear a organizaciones competentes con profesionistas dedicados a sostener esfuerzos que no dependan del vaivén de las voluntades o la opinión pública y crearan redes entre sí.
Hay tres historias de éxito marcadas por el ecosistema de apoyo de Fundación FRISA, que ha contribuido a elevar la calidad y alcance de su impacto social: las organizaciones Nuevo Amanecer, Vía Educación y Supera.
FORTALECER A QUIENES MARCAN DIFERENCIA
INSTITUTO NUEVO AMANECER
El Instituto Nuevo Amanecer es una asociación de beneficencia pública creada para atender a niños y niñas con parálisis cerebral y a sus familias. Alicia Navarro fundó la organización como un acto de justicia social: el tratamiento que pudo conseguir para sus hijos en Estados Unidos, y la diferencia abismal en la calidad de los servicios para incontables niños y niñas en México, la llevó a buscar darle a las familias sin oportunidades la misma atención médica y académica que tendría alguien con la posibilidad de conseguirla en el extranjero.
Actualmente atienden a alrededor de 500 niños y sus familias anualmente en las áreas de terapia médica, educación y desarrollo humano. Carmen Garza T., hasta hace dos años, fue consejera de la asociación al mismo tiempo que lideraba la Fundación que se convirtió en un aliado clave para los esfuerzos recientes de Nuevo Amanecer.
Fundación FRISA ha ayudado, con su relación longeva con los gobiernos municipales de Santa Catarina y García, a articular una sinergia entre el sector privado, público y la sociedad civil. Sobre todo, ha cabildeado por la profesionalización del personal y la continuidad de los programas de Nuevo Amanecer que involucran al DIF de los municipios, independientemente de la administración municipal en turno.
Ha apoyado particularmente en instalar capacidades en otros espacios de intervención, incluyendo aquellos de gobierno, para que las familias de esa zona de la ciudad no necesariamente tuvieran que trasladarse a las instalaciones de Nuevo Amanecer.
Para la dirigencia de Nuevo Amanecer, Fundación FRISA destaca en sus metodologías de trabajo, su enfoque en apoyar proyectos de mediano y largo plazo, la vinculación interinstitucional y el diálogo abierto
Instituto Nuevo Amanecer
Giro: Beneficencia a niños y niñas con parálisis cerebral y sus familias
Resultados (2019-2020)
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456 personas beneficiadas en Brigadas Integrales de Salud con 29 cursos
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88% de mejoría de habilidades de la vida diaria para alumnos
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37 organizaciones capacitadas por los colaboradores de Nuevo Amanecer
VÍA EDUCACIÓN
Vía Educación es una organización que busca lograr el desarrollo social con el diseño, implementación, evaluación y diseminación de estrategias educativas. Actualmente emplea a 86 personas en 8 estados del país y atiende a cerca de 140 mil beneficiados directos e indirectos con sus diferentes iniciativas.
Entre otros programas, propone una renovación de la cultura escolar, la creación de comunidades de aprendizaje y una revitalización de las bibliotecas para reducir la brecha digital. La organización se vinculó con Fundación FRISA desde la constitución de esta última como proyecto: su cofundador, Armando Estrada, ya conocía a Carmen Garza T. de trabajo previo en la sociedad civil.
Vía Educación destaca por su acercamiento riguroso a la evaluación y monitoreo de sus programas sociales. Aparte de Fundación FRISA, recibe inversiones sociales de organizaciones como USAID y múltiples esfuerzos de responsabilidad social de empresas privadas. Estrada destaca, ante todo, el proceso flexible de Fundación Frisa: “Es de las mejores convocatorias del Estado. Voltea mucho a ver cómo las organizaciones invierten en su gente. Siempre busca articular esfuerzos, pero también respeta mucho el derecho de toda organización para hacer las cosas de la mejor manera. No se forza o condiciona el apoyo, pero sí hay un incentivo de decir: júntense, veamos cómo podemos transformar las cosas juntos. Es una mirada muy ambiciosa”, considera.
Vía Educación
Giro: Diseño, implementación, evaluación y diseminación de estrategias educativas
Resultados (2018-2019)
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164,165 beneficiarios totales
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116,999 beneficiarios indirectos
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45,402 beneficiarios directos
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1,764 destinatarios
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33 de 36 puntos en la certificación CONFÍO para organizaciones de la sociedad civil en materia de mejores prácticas y transparencia.
SUPERA
Supera, fundada al final de los años setenta por Yolanda Santos de Hoyos, es una organización que trabaja con mujeres y familias de sectores vulnerables para ofrecer programas de salud sexual, salud reproductiva y superación personal. Busca atender directamente la escasez de servicios de salud y la prevención de calidad en temas como el cáncer cervicouterino y de mama y el VIH/SIDA, además de la falta de educación sexual integral para jóvenes.
Fundación FRISA ha apoyado para la creación de proyectos comunitarios de justicia cívica para adolescentes y, en el Municipio de García, a ofrecer talleres psicoeducativos de violencia de género enfocados a las mujeres.
Miguel Díaz, Director General de Supera, explica que Fundación FRISA destaca en su dedicación a que las organizaciones que entren a sus convocatorias tengan metas, indicadores, objetivos y enfoques profesionales como el uso de teorías de cambio y acercamientos sistémicos. Además, resalta su compromiso por sus comunidades de operación, con un entendimiento y fuerte impacto en los polígonos aledaños de García.
Supera, A.C.
Giro: Programas de salud sexual, salud reproductiva y superación personal para sectores vulnerables
Resultados (2020)
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Intervención a 36 municipios del área Metropolitana de Monterrey con 70 mil beneficiarios
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Creación del modelo de intervención comunitaria Mujer Supera para brindar 2,900 estudios de detección de cáncer de mama y cervicouterino
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Ahorro social al estado de $254,916,000 y
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Realización de 100,000 servicios médicos
A SEGUIR FORJANDO SUEÑOS
Así como Eduardo Garza T. construyó una compañía que ahora es un organismo vivo con miles de empleos, con una fuerte historia institucional, con una relevancia para la industria y con una misión clara de compartir el éxito, Carmen Garza T. ha hecho lo mismo con la Fundación Frisa.
La artesanía reside en la capacidad de entrelazar el tejido de las sociedades civiles en Nuevo León, convirtiéndose en un ejemplo de cómo el sector privado puede tomar un rol protagónico para articular las redes necesarias para crear comunidades más fuertes e impactos sociales de mayor trascendencia.
Eduardo Garza T. Junco lo relaciona con el centro de la generación de valor de Frisa: “Tenemos que conectar con el beneficio que nos da generar redes y conexiones, dar el ejemplo. Son otras formas de valor que van más allá del dinero”.
Pero llegar a estos resultados solo puede suceder con voluntad, con decisión y con el entendimiento de que todo se puede diseñar desde cero. Tal como los viejos maestros forjadores aprendían el oficio golpe a golpe al acero incandescente, así ha sido la evolución continua de la Fundación FRISA.
Para Carmen Garza T., es lo más lógico del mundo: “Me gustaría que se supiera que no hay bien propio si no hay bien común. Tenemos que regresar al ejemplo de Don Eugenio, gente comprometida en todos los sentidos con los colaboradores. Me encantaría que otras empresas sepan que se puede empezar desde pequeño: primero es tener el sueño, luego diseñarlo”, dice al despedirse para su siguiente reunión—seguramente una nueva oportunidad de seguir compartiendo el éxito.
He aprendido en la calle. Conozco a cada organización que apoyamos, he estado en sus instalaciones. Las conozco y las vivo. Soy arremangada y de subir montaña. Es lo que me hace vibrar
— CARMEN GARZA T.
Directora Fundación FRISA
Convocatoria Anual a Organizaciones de la Sociedad Civil
(Nuevo Leon)
Inversión Total
$3,052,500
Proyectos Apoyados
25
Convocatoria Anual a Organizaciones de la Sociedad Civil
(Santa Catarina)
Inversión Total
$1,816,338
Proyectos Apoyados
15
Convocatoria Anual a Organizaciones de la Sociedad Civil
(García)
Inversión Total
$1,780,000
Proyectos Apoyados
14